Imagen: NASA.
Bienvenidos a nuestro blog sobre calidad y gestión en organizaciones sanitarias
Una conocida serie de televisión británica representó, en una de sus últimas temporadas, un interesante diálogo entre la tripulación del Apolo 11 y un inquieto padre de familia, afligido por una crisis existencial de mediana edad y una total pérdida de fe, para la cual esperaba poder encontrar respuestas en la experiencia ultraterrestre de estos hombres del espacio.
Preguntados por las sensaciones y reflexiones que esta aventura les había procurado, Armstrong, Collins y Aldrin decepcionaban de forma implacable a su interlocutor con la más banal de las respuestas sobre la belleza del paisaje lunar, escudándose en frases como “no hubo mucho tiempo para eso” o “tienes los ojos pegados al protocolo hasta tal punto que nunca miras por la escotilla”.
La escena representa un choque grotesco entre las expectativas frustradas del público, que ve a los astronautas poco menos que como a héroes contemporáneos que han conseguido trascender los límites de lo humano, y la asombrosa banalidad de la técnica, encarnada por esos jóvenes ingenieros cuya misión básicamente consistía en “comprobar”, “cumplir el procedimiento”, “cumplimentar y tachar casillas”.
Y, sin embargo, de no ser por esos procedimientos y por el celo que estos extraños héroes armados de libretas y bolígrafos demostraron en aplicarlos – y que tan decepcionante le resultaba a su interlocutor – probablemente ningún ser humano hubiera tenido ni siquiera la remota posibilidad de poner un pie en la superficie de la Luna.
Es el destino de la calidad: a menudo desconocida, a veces denostada y, no obstante, vital para el sistema. En una sociedad hipercompetitiva y en constante cambio, las organizaciones necesitan herramientas que les permitan tener el control de sus procesos, para adaptarlos y adaptarse a la evolución de su entorno. La calidad cumple esta función, al ayudar a las organizaciones a estructurar su actividad para satisfacer las necesidades de sus usuarios, y por tanto se identifica con la quintaesencia de la gestión. Sin embargo, en el imaginario colectivo, sus herramientas y artefactos más comunes (procedimientos, protocolos, indicadores, etc.) suelen interpretarse como una imposición burocrática y una constricción al talento y al ingenio. Nada más lejos de la realidad. Estos estereotipos dibujan una caricatura que oculta el verdadero significado y potencial de la calidad: una herramienta desarrollada por el ser humano para trascender los límites que su sentido común, su intuición y la dimensión individual de su talento imponen a sus actividades, para conseguir metas colectivas que nunca podrían alcanzarse de forma particular.
Las organizaciones sanitarias son sistemas complejos, gobernados por un conjunto de fuerzas que, como la gravedad con el Apolo 11, condicionan y determinan su marcha. Hace falta aprender a gobernar esas fuerzas, a preverlas, medirlas, anticiparlas, si queremos tener el control y dirigir el rumbo de las organizaciones hacia las metas que nos fijamos. Y, para ello, no es suficiente contar con los sanitarios mejor formados en sus especialidades – o, volviendo al Apolo 11, con los astronautas mejor entrenados en técnicas gravitatorias o aeroespaciales –; hace falta un compromiso firme con la misión de la organización y, por tanto, con la gestión de todas sus dimensiones (asistencial, organizativa, estructural, informativa, tecnológica, etc.). Una gestión total que, como no podía ser de otra manera, es precisamente la esencia de la calidad.
En este blog trataremos precisamente de esto: de cómo la cultura de la calidad puede ayudarnos a controlar el rumbo de las organizaciones sanitarias. Hablaremos de modelos, instrumentos y filosofía de la mejora continua, pero también compartiremos análisis y herramientas que puedan ser de ayuda para aquellos profesionales que quieran emplearlos en proyectos de mejora dentro de sus organizaciones.
Esperamos que nuestras publicaciones sean de vuestro interés y os animamos a participar en el diálogo que pueda surgir sobre estos temas, aportando vuestras experiencias y comentarios.
Tres, dos, uno…¡Lanzamiento ejecutado!