El director técnico de Futuro Singular Córdoba comparte su experiencia con los procesos de certificación de la ACSA
Juan Antonio González Aguilar, director técnico de Futuro Singular Córdoba
Futuro Singular Córdoba es una organización sin ánimo de lucro que presta apoyos y servicios a personas con discapacidad intelectual en la provincia de Córdoba, contando con centros en distintas poblaciones de la provincia (Baena, Castro del Río, Córdoba, Montilla, Palma del Río y Peñarroya-Pueblonuevo). En la actualidad prestamos apoyos a más de 1000 personas, con una plantilla de profesionales superior a las 300 personas. La estructura de la organización se basa en un concepto de funcionamiento en red y de equipos, de manera que la participación y el flujo de información en la organización son constantes y organizados. Los principales equipos de la entidad son: Consejo de Dirección, Equipos de coordinación de centros y Equipos de la Red de Apoyo Técnico.
En 2006 iniciamos la incorporación de prácticas de mejora continua y aproximación a los modelos de calidad. Las primeras acciones consistieron en procesos de sensibilización y formación de todos los profesionales de la entidad en relación con los procesos de mejora continua y cambio organizacional, especialmente de los profesionales que tenían asignadas responsabilidades de dirección o coordinación. Desde nuestra organización, entendemos que incorporar modelos para la calidad y la mejora continua, trasciende de esos propios modelos y certificaciones, convirtiéndose un profundo cambio de la cultura organizacional.
A modo de resumen, el recorrido de Futuro Singular Córdoba en el ámbito de la calidad ha sido el siguiente: en 2009 acreditación en el modelo Q-Feaps, etapa “Despliegue”. En 2010, acreditación en el sistema de calidad de la Dirección General de Personas con Discapacidad (Junta de Andalucía). En 2013, certificación EFQM (400+). En 2014, certificación en el modelo Q-Feaps, etapa de “Calidad”. En 2017, la entidad se incorporó al modelo de Calidad ACSA (Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía) evaluando todos los centros de servicios sociales, siendo estos acreditados en el nivel Óptimo con un cumplimiento del 93,6% de todos los estándares del modelo. Finalmente en el año 2022, obtenemos dos nuevas certificaciones, Q-Plena (Etapa Excelencia), y reacreditación de los servicios con el modelo ACSA (Nivel Excelente en servicios sociales y Nivel Óptimo centros de atención infantil temprana).
Incorporar metodologías de mejora continua en nuestra Fundación supone generar cambios profundos en el modelo funcionamiento de la organización, alineando estrategia con procesos y procedimientos, así como una rigurosa mirada a los resultados obtenidos, para, a partir de su análisis, incorporar las mejoras necesarias. No obstante, en estos procesos también hay que estar atentos a diversos riesgos que pueden aparecer como: confundir las exigencias de un determinado modelo con el propio diseño de la organización o elaborar los principios de la organización en función de las exigencias de los modelos. Es decir, la organización debe usar los modelos como herramientas para la mejora, pero no debe ser el único referente para la mejora de esta.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, Fundación Futuro Singular Córdoba opta por avanzar con el modelo de calidad ACSA porque nos aporta valor de manera clara. Podríamos centrarlo en estos cuatro elementos:
- un análisis amplio de la organización, que usando la misma herramienta permite analizar el enfoque de la gestión, la prestación de apoyos, el análisis y cumplimiento normativo, así como la revisión y control de los elementos de soporte.
- al evaluar cada servicio con el mismo modelo, supone un magnifica herramienta para avanzar en el alineamiento interno de la organización.
- nos orienta de manera clara a resultados y al análisis de los mismos
- nos permite compararnos con nuestro entorno y aprender de manera conjunta.
Por otra parte, destacar que podemos identificar el impacto del trabajo en dos de los momentos claves del proceso: autoevaluación y evaluación externa.
La fase dedicada a la autoevaluación, además del análisis de la entidad en base a los estándares del modelo, ofrece una gran oportunidad para la realización de un trabajo paralelo, como es el poder profundizar en el proyecto común de la entidad, con la participación de una gran cantidad de profesionales (en nuestro caso, más de 60). Además, ayuda de manera clara a sensibilizar e ir interiorizando la cultura de la mejora continua en la entidad. Desde el punto de vista del procedimiento de la autoevaluación, destacaría el papel que juega la persona responsable del proyecto por parte de la ACSA, ya que se convierte en un elemento clave de apoyo y acompañamiento para la entidad en todo el proceso.
Desde el punto de vista de la evaluación externa, es fundamental la información que se obtiene de los informes emitidos por el equipo evaluador, no sólo identificando los estándares que no se cumplen y el por qué, si no por la aportación de fortalezas y debilidades, que son claves para la planificación y orientación del trabajo futuro. En este sentido, es importante destacar el conocimiento que los evaluadores tienen del sector, siendo clave para evaluar y entender el trabajo que realizamos y generar valor a los centros en el informe de evaluación.
Por último, poner el acento en que el trabajo no finaliza con la certificación, sino más bien se inicia de nuevo con los planes de mejora que se desprenden de las fases mencionadas anteriormente, y es que como nos decía Aristóteles:
“La excelencia, entonces, no es un acontecimiento sino más bien un hábito”