La certificación de la ACSA ofrece una imagen precisa de las principales debilidades detectadas en unidades sanitarias y permite desarrollar elementos de ayuda para que los equipos trabajen en la mejora de la calidad
María del Mar Castellano Zurera, Coordinadora de manuales de estándares de la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía
- La certificación como fuente de información
- Principales debilidades evidenciadas en las unidades sanitarias
- Seguridad del paciente
- Seguridad del entorno
- Cómo se realizó el estudio
La certificación como fuente de información
¿Quieres mejorar la calidad de los servicios de tu unidad? ¿Te planteas iniciar un proceso de certificación? Te contamos cuáles son los estándares de calidad más problemáticos en la certificación de unidades sanitarias y esperamos que esta información te resulte de ayuda para identificar aspectos en los que mejorar.
La certificación de la ACSA es una herramienta eficaz para realizar una valoración interna (autoevaluación) y externa (evaluación) de la calidad de una unidad sanitaria, pero, además, sus procesos nos ofrecen una radiografía de los principales puntos débiles del Sistema Sanitario Público de Andalucía (SSPA).
En la ACSA analizamos los datos obtenidos en los procesos de certificación para identificar las principales dificultades que presentan las unidades de atención primaria y de atención hospitalaria, con el fin de compartir el conocimiento generado y que éste sirva como punto de reflexión a las unidades y como fuente de mejoras. También nos sirve para mejorar la redacción de los estándares, elaborar herramientas de ayuda y ponerlas a disposición de las unidades que se encuentran en proceso de certificación. Este feedback permite implicar a diferentes profesionales en la mejora de la calidad de los servicios sanitarios.
Principales debilidades evidenciadas en las unidades sanitarias
Un estudio que realizamos en 2019 y repetimos en 2022 nos permitió identificar aquellos estándares de calidad que las unidades no solían cumplir en una primera evaluación, analizar las causas de este incumplimiento y poner el foco en las acciones de mejora necesarias. El resultado es una radiografía del sistema sanitario que evidencia las principales debilidades que las unidades sanitarias muestran en sus procesos de certificación.
Estas debilidades están relacionadas con dos áreas principales que presentan los mayores márgenes de mejora: la seguridad del paciente y la seguridad del entorno.
Seguridad del paciente
Conservación y almacenamiento de medicamentos y productos sanitarios
Existen factores ambientales (luz, humedad, temperatura, etc.) que pueden influir en la estabilidad, actividad y propiedades químicas, físicas, terapéuticas, toxicológicas y microbiológicas de los medicamentos.
Es importante mantener unas correctas condiciones de almacenamiento y conservación de los medicamentos para garantizar la seguridad y la eficacia de los mismos. La administración de medicamentos caducados y mal conservados constituyen un tipo de error de medicación. Los errores de medicación son actualmente uno de los problemas más comunes de seguridad del paciente y motivan entre el 4,7 y el 5,3% de los ingresos hospitalarios en España.
El 72,66% y el 59% de las unidades evaluadas durante los dos periodos de estudio (2019 y 2022 respectivamente) no cumplieron este estándar en su primera evaluación.
Identificación de pacientes y muestras para pruebas diagnósticas
La identificación inequívoca del paciente, de muestras biológicas, de pruebas diagnósticas y de toda la documentación clínica asociada a este, debe ser el punto de partida para una atención segura y de calidad, y una prioridad para todos los profesionales que tengan contacto con el paciente. Una inadecuada identificación puede desencadenar errores con consecuencias graves para un paciente equivocado en la administración de medicamentos o transfusiones, realización de analíticas, pruebas diagnósticas o intervenciones quirúrgicas.
El 44% y el 27% de las unidades evaluadas durante los dos periodos de estudio no cumplieron este estándar en su primera evaluación.
Gestión reactiva de riesgos de seguridad del paciente
Existe abundante literatura sobre los errores en la práctica asistencial, situándose en primer lugar los relacionados con el diagnóstico, la prescripción y uso de medicamentos y las infecciones nosocomiales, con resultados tanto a nivel de morbi-mortalidad como de coste. Se calcula que en Estados Unidos se producen 2 millones de infecciones intrahospitalarias por año, lo que representa alrededor de 90.000 muertes y un coste adicional entre 4.500 y 5.700 millones de dólares. Implementar prácticas seguras permitiría reducir el gasto sanitario que revertiría en, por ejemplo, incrementar el número de pacientes tratados o adquirir nuevas tecnologías. Las unidades deben identificar “a priori” cuáles son los riesgos reales o potenciales inherentes a la atención sanitaria que proporcionan, analizar las causas y poner en marcha medidas preventivas que reduzcan la probabilidad de producir daño al paciente a un mínimo aceptable.
El 31,6% y el 21% de las unidades evaluadas durante los dos periodos de estudio no cumplieron este estándar por lo que tuvieron que implantar mejoras.
Gestión proactiva de riesgos de seguridad del paciente
El objetivo de los sistemas de notificación de incidentes es convertirlos en oportunidades para aprender, mejorar y transformarlos en actuaciones concretas que minimicen su impacto o su ocurrencia.
El 28,8% y el 18% de las unidades evaluadas durante los dos periodos de estudio no cumplieron este estándar y tuvieron que implantar mejoras.
Seguridad del entorno
Las debilidades encontradas en esta área suelen estar relacionadas con aspectos que los profesionales de las unidades consideran de competencia de la institución (hospital, área de gestión sanitaria o distrito sanitario). Sin embargo, es importante que exista una responsabilidad compartida, ya que los profesionales utilizan las instalaciones y los equipos y deben conocer en qué estado se encuentran para prestar una asistencia sanitaria segura y disfrutar de un entorno laboral lo más saludable posible.
Estado y funcionamiento de las instalaciones utilizadas por las unidades
Desde una responsabilidad compartida con los servicios de soporte de la institución, las instalaciones deben ser un elemento más de la gestión que realizan las unidades. El adecuado estado de seguridad y funcionamiento de las mismas resulta fundamental para alcanzar los objetivos asistenciales.
Por ejemplo, para evitar infecciones nosocomiales en pacientes quirúrgicos, evitar una mayor estancia hospitalaria y un mayor gasto sanitario, es necesario verificar el correcto funcionamiento de las instalaciones de un quirófano para asegurar su bioseguridad, conocer los parámetros esenciales (sobrepresión, temperatura, etc.) y mantener la disciplina de los profesionales. Por ello, es imprescindible el trabajo colaborativo entre unidades quirúrgicas o médico-quirúrgicas, el bloque quirúrgico, la unidad de medicina preventiva y el servicio de mantenimiento.
El 87% y el 47% de las unidades evaluadas durante los dos periodos de estudio no cumplieron este estándar. Las acciones de mejora implantadas tuvieron como objetivo un mayor conocimiento del estado de las instalaciones.
Mantenimiento de los equipos electromédicos
El correcto estado de los equipos médicos es necesario para no poner en riesgo la seguridad del paciente e incluso del profesional que los utiliza. Cuando un ecógrafo no funciona correctamente puede dar lugar a un diagnóstico erróneo, cuando un desfibrilador falla puede causar la muerte de un paciente y cuando un autoclave no funciona correctamente puede provocar infecciones por no encontrarse completamente esterilizado el material quirúrgico.
Los profesionales sanitarios que utilizan los equipos deben conocer su estado de mantenimiento y seguridad para poder identificar y comunicar cualquier incidencia al servicio de electromedicina.
El 83,45% y el 41% de las unidades evaluadas durante los dos periodos de estudio no cumplieron este estándar en su primera evaluación por lo que tuvieron que implantar mejoras.
Riesgos laborales
La aplicación de medidas y el desarrollo de actividades necesarias para la prevención de los riesgos laborales permiten a las unidades ofrecer un ambiente de trabajo adecuado y seguro, garantizando el bienestar de sus profesionales. Los profesionales deben estar formados en los principales riesgos a los que están expuestos (ej.: manipulación de productos tóxicos, de fluidos biológicos, etc.) y en las medidas preventivas (uso de guantes, uso de gafas de seguridad, etc.).
El 65% y el 41% de las unidades evaluadas durante los dos periodos de estudio no cumplieron este estándar a la primera.
Residuos sanitarios
El 10-25% de los residuos generados en los centros sanitarios se consideran peligrosos. Es importante que las unidades se impliquen en su correcta gestión, teniendo en cuenta el acondicionamiento, la segregación y el almacenamiento de los mismos.
El 34% y el 38% de las unidades evaluadas durante los dos periodos de estudio no cumplieron este estándar en su primera evaluación.
Emergencias
La unidad debe reaccionar de forma rápida y eficaz ante situaciones de emergencia para evitar daños en pacientes, familiares y profesionales. Ante un incendio es necesario tener definida la forma de evacuación de la unidad, que los profesionales la conozcan, que el recorrido de evacuación esté libre de obstáculos y que los medios de protección contra incendios estén señalizados, accesibles y en correcto estado de uso.
El 64% y el 36% de las unidades evaluadas durante los dos periodos de estudio no cumplieron este estándar en su primera evaluación.
Estado y seguridad del almacén
Entre otros aspectos, los almacenes de las unidades deben tener un stock suficiente de medicamentos, sueros y productos sanitarios para cubrir las necesidades asistenciales. El no controlar los almacenes puede provocar importantes pérdidas económicas (por caducidad y/o deterioro por mala conservación de los productos) y el aumento de la morbilidad en los pacientes afectados, como consecuencia de retrasos en la administración de determinadas terapias. Imagina la situación de un paciente con un episodio de anafilaxia en una unidad de urgencias que no dispone de adrenalina.
El 49% y el 33% de las unidades evaluadas durante los dos periodos de estudio no cumplieron este estándar a la primera.
Cómo se realizó el estudio
Durante la fase de autoevaluación de un proceso de certificación, las unidades reflexionan sobre lo que piden los estándares e identifican lo que hacen correctamente y lo que deben mejorar. La visita de evaluación externa se realiza para comprobar si las unidades cumplen estos criterios. En caso negativo, disponen de un periodo de tiempo para enfocar todo su esfuerzo en solucionar los puntos débiles encontrados en la visita de evaluación.
En 2019, mediante un diagrama de Pareto, identificamos los estándares obligatorios más problemáticos para las 139 unidades sanitarias evaluadas entre los años 2017 y 2018. La media de estándares obligatorios que estas unidades no cumplieron fue de 11 (con valores que oscilaron entre 1 y 34). Los estándares obligatorios son aquellos que las unidades deben cumplir para obtener la certificación y están relacionados con aspectos de seguridad del paciente y del entorno, con derechos del paciente y con principios éticos. Conocer los principales puntos críticos de las unidades evaluadas nos facilitó elaborar una serie de herramientas de ayuda dirigidas a las unidades en proceso de certificación (flujogramas, listados de verificación, recomendaciones, etc.) y a los referentes de calidad de las instituciones sanitarias (actividades planificadas de mentoría).
Repetimos el estudio en el año 2022 para comprobar si se había producido alguna mejora tras el desarrollo de las herramientas de ayuda y, con la misma metodología, identificamos los estándares obligatorios más problemáticos para las 107 unidades sanitarias evaluadas entre septiembre de 2020 y marzo de 2022. Los resultados evidenciaron una mejora importante en el cumplimiento de estos estándares, ya que la media fue de 6,5 (1-17).
Estas herramientas están a disposición de los profesionales que inician un proceso de certificación de una unidad en la aplicación de soporte “ME_jora C”, ofreciendo elementos de apoyo complementarios al contenido de los estándares, que pueden ayudar a cada equipo a trazar el camino de mejora más adecuado a su unidad.
Así que no esperes a la evaluación externa para identificar qué aspectos debes mejorar. En este post te hemos dado todas las pistas para que empieces desde ya.